lunes, 2 de junio de 2014

Tiempo fuera, time out, silla de pensar, silla aburrida, rincón de pensar...




Ya ésta viene siendo la 9na publicación que hago en hablemosobrefamilia; les he contado sobre mi motivación para comenzar a escribir este blog, sobre las tareas, el aburrimiento, los buenos modales, los cumpleaños de los hijos, hábitos alimenticios... Pero hoy quiero desarrollar una herramienta que en nuestra casa le llamamos "la silla aburrida".

Les cuento que esto de la silla aburrida lo comenzamos a implementar gracias a mi esposo cuando un día al llegar a la casa me comentó haberse encontrado con una amiga suya de la infancia que estaba con su hijito, el cual en un momento determinado por llamar la atención de su madre probablemente, comenzó a portarse un poco mal; pero ella supo cortar rápidamente esa conducta al hacerle una clara advertencia sobre que sería sentado en la silla aburrida si repetía ese comportamiento.

Esta anécdota es quizá lo que marcó un antes y un después en cuanto a implementación de la disiplina en nuestra casa.  Pues con esto de que nadie nos enseña cómo ser padres, podríamos estar cometiendo muchos errores en la educación o la forma en cómo educamos a nuestros hijos. No les digo que yo más nunca he pegado un grito o me he impacientado a tal punto que haya impuesto un castigo fuera de lugar; pero sí les puedo decir que sin duda disminuyó significativamente ese lenguaje histérico que dice Mafalda (pues para ser racional debo luchar todos los días).

Resulta que muchas veces el "regaño" termina siendo una descarga de los padres, más que una decisión tomada racionalmente para ayudarles a ser mejores personas (que es justamente lo que nos debería mover a corregir a nuestros hijos, pues exigir es amar) sin embargo los padres debemos exigir o modelar de la manera adecuada, pues al final de no hacerlo correctamente el resultado en nuestros hijos no será lo que deseamos para ellos, incluso podría ser el opuesto; o simplemente podríamos haber perdido el esfuerzo del "regaño".

No significa esto que con el uso de la silla aburrida esté asegurado un resultado positivo, porque si no es implementada correctamente no lo lograremos.

La silla aburrida es sencillamente un nombre que se le ha puesto a esta herramienta, sé de personas que le llaman de otros modos (silla de pensar, rincón de pensar, time out o tiempo fuera). Ahora han caído en cuenta de que este método es más viejo que nosotros mismos, por algo sigue vigente y les digo que funciona cuando nos proponemos hacerlo bien.

¿Qué es la silla aburrida?

Se trata de crear un espacio (silla, rincón) en el que el niño pueda detenerse. Un lugar en el que tomar conciencia de lo que le está pasando, de su conducta o las emociones que lo embargan. Se utiliza especialmente cuando el pequeño ha hecho (o está haciendo) algo que está mal.

¿Cuál es el objetivo?

Permite alejar al niño de la situación que ha causado el mal comportamiento. El objetivo es que el niño sea consciente de lo que ha pasado y ofrecerle un espacio seguro en el que aprenda a controlarse.

¿Dónde es la silla aburrida?

No tiene que ser la misma todo el tiempo, pues al estar fuera de casa servirá cualquier lugar alejado de la situación que generó el conflicto o conducta.

¿Cuánto tiempo deben estar sentados?

Se recomienda sólo un minuto por año de edad del niño.

¿Cuáles son los pasos a seguir?

1.- Dar una advertencia: pero cuando es algo que el niño ya sabe que no se puede hacer, esa advertencia ya fue dada y puede ser enviado a la silla aburrida sin esperar a que lo haga dos veces en un momento determinado.

2.- Enviarlo a la silla o rincón.

3.- Establecer contacto visual y explicar al niño por qué fue enviado a pensar. Pj: Héctor, estás en la silla aburrida porque le pegaste a tu hermanita y estarás sentado 4 minutos (Héctor tiene 4 años).

4.- Alejarse del lugar y esperar que transcurran los minutos.

5.- Preguntarle al niño ¿Sabes por qué estabas sentado en la silla aburrida? y esperar su respuesta.

6.- Finalmente lo motivamos a que pida una disculpa y procuramos que reciba un abrazo.

¿Qué pasa si se levanta de la silla antes de transcurridos los minutos?

Debemos devolverlo (-sin hablarle- mejor para no engancharnos en alguna conversación con el niño) y empezar a contar de nuevo los minutos.

¿Si se levanta más de una vez?

Seguir insistiendo (las primeras veces podría resultar difícil, pero una vez que ellos saben que no vamos a ceder, las siguientes veces serán más fáciles).

¿Una última recomendación?

Debe ponerse en práctica en el instante que niño presente la conducta, no debemos esperar a la noche o al rato, porque no asociarían su comportamiento con la aplicación de la herramienta disciplinaria. 


Espero que les sea útil y los invito a que cada día vayamos cambiando poco a poco esos regaños que sólo hacen sentir culpable al niño, por otras maneras de educar con estrategias concretas como ésta que nos ayudan a canalizar la disciplina (sin tener que caer en histerismos que van copiando de nosotros) que promueven la reflexión del niño, que los ayuda a interiorizar mejor el por qué no deben realizarse ciertas conductas y se preocupan por el daño hecho cuando se trata de un mal comportamiento hacia otra persona (ayudándolos a crecer en empatía y respeto). Es decir que en lugar de que aprendan a comportarse por reacción al grito de mamá o papá, lo hagan porque han entendido y han visto que eso no es bueno o no los hace buenos.  ¡Así es como hablaremos más castellano que histérico!

¡FELIZ DÍA!

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